[0:00] Buenas tardes, Dios les bendiga a todos, hermanos.
[0:13] Hoy seguimos nuestra exposición expositiva del Libro de los Hechos. Y continuamos con el capítulo número dos.
[0:24] El día de hoy estaremos predicando bajo el tema Hablando de las Maravillas de Dios.
[0:37] Tema que está contenido en el versículo once del capítulo dos. Y hoy vamos a leer desde el versículo uno hasta el versículo trece de Hechos.
[0:48] Capítulo dos, versículo uno al versículo trece. Dice la santa palabra de Dios. Pueden pararse, ponerse de pie si pueden, por favor.
[1:04] Verso uno. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento rocio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados.
[1:25] Y se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo.
[1:38] Y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
[1:53] Y hecho este estruendo, se juntó la multitud. Y estaban confusos porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo, mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
[2:09] ¿Cómo pues le oímos nosotros hablar, cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? En el Espíritu Santo.
[2:44] Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros, ¿qué quiere decir esto? Mas otros, burlándose, decían, están llenos de mosto.
[3:02] Vamos a orar, hermanos. Padre, gracias por tu palabra. Gracias por el privilegio, Señor. Señor, aleluya, de estar acá en esta hora, profundizando, predicando tu palabra.
[3:15] Señor, yo oro por cada uno de los corazones que escuchan en esta hora. Para que sean receptivos, que tu Espíritu Santo, Señor. Aleluya. Trate en esta hora, dirija, Señor, que tu palabra edifique.
[3:30] Y sea de bendición para todos los que escuchan. En el nombre poderoso de Jesús. Amén. Pueden sentarse, hermanos. A manera de introducción y resumen rápido, hemos comenzado esta exposición de Hechos.
[3:48] Y ya vamos por el capítulo número 2. Y si se acuerdan en las semanas anteriores, el capítulo 1, básicamente tuvimos dos temas significativos en el capítulo 1.
[4:03] El primero, en Hechos 1.8. Hechos 1.8. ¿Se acuerdan que hablamos de la palabra y me seréis testigos? Y aquí en Hechos 1.8.
[4:15] Gloria a Dios. Jesús le dice a los apóstoles, pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo.
[4:26] Y me seréis testigos, testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra. Y luego, la semana pasada estuvimos hablando de una característica de la iglesia primitiva.
[4:44] Y el hecho de que todos estaban unánimes y juntos. Y eso lo vimos en Hechos capítulo 1, versículo 14. Donde Lucas, quien escribe Hechos, dice, Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego con las mujeres y con María la madre de Jesús y con sus hermanos.
[5:07] Y aquí, en el capítulo 2 del libro de los Hechos, vemos esa misma promesa que se había hecho en el capítulo 1, siendo cumplida.
[5:22] El Espíritu Santo llegando de una manera palpable, de una manera que todo el mundo pudo verla a la iglesia primitiva.
[5:33] Y este es precisamente el primer punto de hoy. El Espíritu Santo desciende sobre la iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre la iglesia.
[5:48] El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad eterna. Y en el capítulo 2, verso 1, cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes y juntos.
[6:08] La fiesta de Pentecostés es una de seis fiestas solemnes que se realizaban en el pueblo de Israel. Se hacían varias fiestas solemnes. Y todas estas fiestas están contenidas en el libro de Levítico, capítulo 23.
[6:24] Hay una serie de fiestas que Dios mismo les dijo a Israel que celebrase. Una de esas fiestas es la fiesta de Pentecostés.
[6:34] Y cada una de esas fiestas, a su vez, tenían una tipificación con relación a Cristo, con relación al ministerio de Cristo. En específico, el día en que llegó el Espíritu Santo a la iglesia era día de Pentecostés.
[6:51] Y este Pentecostés es una palabra que significa quincuagésimo. Y vemos que en Éxodo 34, 22, también se le conoce como las fiestas de las semanas, de las siete semanas.
[7:10] Si nos vamos al libro de Éxodo, capítulo 34, versículo 22, vemos como Dios ordena al pueblo de Israel y dice, También celebrarás las fiestas de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo y la fiesta de la cosecha a la salida del año.
[7:34] Esta fiesta de Pentecostés, amados hermanos, se celebraba alrededor de 50 días después de la Pascua.
[7:46] 50 días después. También por eso es siete semanas. Siete por siete, cuarenta y nueve. Entonces, al siguiente día, 50 días después de la Pascua, era el día de Pentecostés.
[7:59] Una celebración que el pueblo de Israel celebraba todos los años. Y también en esta celebración se ofrecían los primeros frutos como ofrenda a Dios.
[8:12] Usualmente esto pasa, pasaba entre mayo y junio. Y es algo que todavía los judíos siguen celebrando. Entre mayo y junio precisamente. Porque ustedes saben que los judíos siguen todavía celebrando todas estas fiestas.
[8:28] No todas, algunas. Porque ya no pueden hacer los sacrificios que se hacían antes. Y entonces también vemos que el libro de Levítico, capítulo 23, versículo 15 al 16, dice, Amén.
[9:04] Cada una de estas fiestas, amados hermanos, del Antiguo Testamento, como dije, tenía una tipología de Cristo. Una tipología significa una simbolización de Cristo.
[9:19] Y su ministerio. Por ejemplo, hablamos ya de ella, la fiesta de la Pascua. ¿Verdad? Que se menciona en el libro de Levíticos, capítulo 23, versículo 5.
[9:32] Y esa fiesta de la Pascua tenía la tipología de la representación de la muerte de Cristo. Amén. Y, como dice Primera de Corintios, capítulo 5, versículo 7.
[9:50] Pablo explica esa tipología de la Pascua. En Cristo. En la muerte de Cristo. Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura, como sois.
[10:08] Porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue crucificada por nosotros. La Pascua del Antiguo Testamento tipifica la muerte de Cristo, que es nuestra Pascua.
[10:23] Se acuerdan también de la famosa fiesta del Día de la Expiación, que también se llama Yom Kippur. Día de la Expiación. También es una de las seis fiestas que se ve en Levíticos 23.
[10:37] Y esta particularmente tipifica el sacrificio vicario o sustitutivo de Cristo por nuestros pecados.
[10:49] Porque precisamente eso era lo que simbolizaba la expiación. Los pecados del Yom Kippur, en el Día del Yom Kippur, los pecados del pueblo eran... Eran redimidos ese día por medio de sacrificios que eran mandados por la ley del Antiguo Testamento.
[11:11] Y como vemos en Primera de Juan, capítulo 2, versículo 2, el apóstol Juan también explica esa tipología del Día de Expiación en Cristo.
[11:28] Diciendo, y Él, Jesús, es la propiciación por nuestros pecados. La propiciación, o sea, Jesús se apoderó de nuestros pecados en su propio cuerpo.
[11:43] De tal manera que ya usted y yo no debemos eso a Dios, sino que Jesús se apropició. La propiciación de nuestros pecados. Y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
[11:57] Todo el que venga a Cristo, el que acepte a Cristo como su Salvador, sus pecados son imputados a Cristo. Y la santidad de Cristo, la perfección de Cristo es imputada a nosotros.
[12:13] Y, en el caso del Pentecostés, esta es otra fiesta solemne que tipifica entonces otra parte del ministerio de Cristo. Que es la promesa cumplida del Espíritu Santo.
[12:30] El deslamamiento del Espíritu Santo en la iglesia. Algo que Jesús había dicho una y otra vez a sus apóstoles en los evangelios de Mateo hasta Juan.
[12:43] Y como hemos leído en semanas anteriores. Entonces, algo muy interesante es que la muerte de Cristo en la cruz coincidió con la celebración de la Pascua.
[12:56] ¿Ok? Entonces, 50 días después de la Pascua fue la celebración del día de Pentecostés. Pero también, 50 días después de la Pascua vino a la iglesia el Espíritu Santo.
[13:18] 50 días después de la muerte de Jesús. Que coincidió con la Pascua. Y este día, alrededor de 120 personas, amados hermanos, estaban reunidas.
[13:32] Estaban reunidas, unánimes y juntos. Acuérdense la connotación. Como hemos leído de Hechos y hemos hablado, ¿verdad? En el capítulo 1.
[13:42] Profundizamos un poco en las semanas pasadas. Esa palabra unánime tiene una connotación, cuando nos vamos al original griego, de que tenían una misma mente. Una misma mente.
[13:54] Significando eso, que estaban conectados en una misma mente. En consagración. Concentrados. Conectados a Cristo. Totalmente. En mentes y corazones.
[14:05] Y en ese contexto, de ese día, de esa fiesta solemne, es que comienza la declaración de cómo el evento del derramamiento del Espíritu Santo pasó en la iglesia.
[14:21] Si nos vamos al capítulo, al versículo 2 de Hechos, del versículo 2 al versículo 4, leemos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados.
[14:41] Y el versículo 3. Y se les repartieron, se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
[14:54] Y el versículo 4. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo. Y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
[15:13] Estos versos declaran, del verso del 2 al 4, declaran una manifestación objetiva del derramamiento del Espíritu Santo.
[15:31] Tan objetiva que fue percibida por los 120, todos los que estaban ahí. Fue percibida de una manera clara. Y fue percibida de una manera audible.
[15:46] Y también visual. Por todos los que estaban ahí. De tal manera que no había duda alguna. De que lo que Cristo había prometido semanas atrás, se estaba cumpliendo.
[15:59] No había duda alguna. Todos lo vieron, lo oyeron y lo vieron también. Y la manifestación audible se describe en el versículo 3.
[16:13] En el versículo 2, perdón. ¿Por qué? Porque habla de que ellos escucharon, ¿verdad?
[16:25] Como un viento jovencio que soplaba. El cual llenó toda la casa donde estaban sentados. Un viento repentino.
[16:36] La imagen es como una jaráfaga de viento. Es como un viento fuerte. Como una especie de tornado. Y es importante notar que los fenómenos de viento a menudo acompañaban muchas teofanías en el Antiguo Testamento también.
[16:55] Una teofanía es una manifestación divina al hombre. Y en el Antiguo Testamento vemos muchas teofanías donde se habla también de viento.
[17:09] Por ejemplo, si nos vamos a Ezequiel, el libro de Ezequiel, capítulo 37, versos 9 al 10. Dice en la palabra, hablando el profeta Ezequiel.
[17:25] Y me dijo, profetiza al Espíritu. Profetiza, hijo de hombre. Y di al Espíritu. Así ha dicho Jehová el Señor. Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla.
[17:41] La misma palabra, sopla. Sobre estos muertos y vivirán. Y profeticé como me había mandado, dice el verso 10 de Ezequiel 37.
[17:52] Y entró Espíritu en ellos. Y vivieron y estuvieron sobre sus pies un ejército grande en extremo. O sea que vemos que una, gloria a Dios, manifestación de Dios como viento, trajo vida.
[18:15] Vida. En esta visión de Ezequiel. Y cuando se habla de neuma, que es la palabra griega también de donde viene espíritu.
[18:30] Aparte de tener una connotación de viento, también tiene una connotación de espíritu que da vida. Espíritu que da vida.
[18:40] Y el mismo tipo de doble significado entonces se encuentra en el versículo 3 de Hechos 2. En el versículo 3 de Hechos 2.
[18:54] Donde hace referencia entonces aquí a lenguas. Amén. Y se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego.
[19:07] Asentándose sobre cada uno de ellos. Y esa palabra glosa, que es el término físico que se refiere a lengua en español.
[19:24] Aparte de tener el significado de órgano físico, también tiene el significado de un lenguaje hablado. Lengua, idioma, lenguaje hablado. Y precisamente, vemos que hay llamas que son repartidas como de fuego, que se ven en cada uno de los que estaban ahí, de los 120 que estaban en el aposento alto.
[19:52] Amados hermanos. Visiblemente todos veían esas llamas que Lucas dice, ¿cómo? De fuego. Al igual que viento, el fuego era también otra forma en la cual hubieron teofanías o manifestación de Dios en el Antiguo Testamento.
[20:18] En el libro de Éxodo, capítulo 3, verso 2, vemos un ejemplo. El libro de Éxodo, capítulo 3, verso 2. ¿Se acuerdan ahí donde Dios se le aparece a Moisés?
[20:33] Y él se le apareció, y se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza. Y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
[20:46] Fuego representando a Dios. Y esto no solamente pasó en Éxodo 3, 2. También los vemos en otro libro, en Éxodo 19, 18.
[21:00] Antes de Dios darle la ley de los diez mandamientos al pueblo de Israel, todos fueron también testigos. El capítulo 19, el verso 18.
[21:12] Oiga lo que dice. Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego, y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.
[21:29] Y por último, vemos en Reyes también, otra teofanía de fuego, donde Dios se manifiesta en forma de fuego. Primera de Reyes, capítulo 18, versos 38 al 39, donde vemos esta gran historia, ¿verdad?
[21:46] Del profeta Elías, y los 450 profetas de Baales. Y el Dios que respondió con fuego, demostró ser el Dios real.
[22:00] El verso 38, de Primera de Reyes 18. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aún lamió el agua que estaba en la zanja.
[22:15] Un fuego tan terrible, que aparte de consumir el holocausto, también consumió el agua que estaba en la zanja del sacrificio. Cuando había teofanías con fuego, traía temor al pueblo de Israel.
[22:40] De hecho, una de las cosas que, y no solamente a todo el pueblo de Israel, sino a todo el que atestiguaba de eso. Cuando Dios bajó en forma de fuego en el monte Sinaí, que todo el pueblo lo escuchaba y lo veía, después que él dio los diez mandamientos, una de las cosas que dijo el pueblo es que no hable Dios directamente con nosotros, sino que hable nada más contigo, porque al ver la gloria tan grande de Dios descender en el monte Sinaí como fuego, tuvieron miedo, y entendieron que santo y perfecto era Dios.
[23:18] Y así también vemos en la experiencia de Elías y los 450 profetas, cuando ellos vieron ese fuego, inmediatamente gritaban, Jehová es Dios, Jehová es Dios, gloria a Dios.
[23:38] Así también en Hechos, capítulo 2, versículo 3, la imagen es de una gran llama que representa al Espíritu Santo, el mismo fuego que representa la gloria de Dios en el Antiguo Testamento, el Padre, Jehová, en el monte Sinaí, y en el monte Carmel, con relación a Elías, Carmelo, gloria a Dios, aquí lo vemos ahora, pero en representación del Espíritu Santo, en representación del Espíritu Santo.
[24:19] Y esto, amado hermano, fue algo completamente sobrenatural, más allá de cualquier experiencia humana.
[24:30] Y el versículo 4, y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
[24:47] Esos 120 reunidos en el Aposento Alto, fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron, dice la palabra, hablar en otras lenguas.
[25:05] En este caso, otros idiomas, otros dialectos, entendidos por el pueblo, entendidos por todos los que estaban acá. No eran lenguas angelicales, o lenguas sin sentido, o glosolales, eran lenguas que todos los que estaban allá, entendían, personas de otros lugares, que no eran de Israel.
[25:32] ¿Cuál era la importancia de la demostración palpable de la venida del Espíritu Santo? ¿Por qué tuvo que ser algo tan dramático, en otras palabras?
[25:45] Tan percibido por todos. Dios, en su soberanía, gloria a Dios, permitió que la venida del Espíritu Santo sea percibida de una manera indudable, para que los apóstoles entendieran, y vieran, el poder de Dios que venía sobre ellos.
[26:06] Pero también, sabemos que, ese día de Pentecostés, en el cual el Espíritu Santo vino a la iglesia primitiva, representó, precisamente, el nacimiento de la iglesia.
[26:21] Hubo un antes y un después. En ese evento, del desgramamiento del Espíritu Santo. Porque aquí comenzaba una nueva era.
[26:32] Comenzaba la era de la gracia. Comenzaba el hecho de que las personas iban a ser salvos por gracia, por medio de Cristo solamente.
[26:45] Por lo tanto, este evento tenía que ser dramático. Que todos los 120, y todos los que estaban allá, ninguno dudó de lo que estaba pasando.
[27:00] Y si nos vamos ahora a Hechos, capítulo 2, seguimos con Hechos, capítulo 2, pero leamos del versículo 5, en adelante. Siga conmigo. Versículo 5, en adelante.
[27:12] ¿Qué dice? Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos de todas las naciones bajo el cielo. Y el versículo 6, y hecho este estruendo, acuérdense, ese mismo estruendo que menciona el capítulo 1, ese viento Horecio, y hecho este estruendo, se juntó la multitud, y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
[27:45] En este verso, hermano, la palabra es dialectos, diferenciando entonces con lenguas habladas, idiomas, ¿verdad? y nos da a entender que los que estaban hablando, los que estaban hablando los apóstoles y los demás del grupo de los 120, eran idiomas que eran entendidos por toda la multitud de los que estaban allá.
[28:07] ¿Ok? El verso 7, y estaban atónitos y maravillados diciendo, mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
[28:19] ¿No son galileos todos estos que hablan? ¿Por qué dice esto, hermano? Los galileos eran habitantes de la región norte de Israel y en su mayoría vivían en un ambiente rural y eran vistos un poco como personas no cultas o personas más simples por los judíos del lado sur.
[28:49] Y entonces, precisamente por esto dicen, no son galileos estos que hablan. No entienden cómo personas simples, personas del medio rural, serían capaces de hablar tantos dialectos que se estaban mencionando, ¿verdad?
[29:06] Pero eso fue algo sobrenatural dado por el Espíritu Santo en ese momento al grupo de los 120. El verso 8, ¿cómo pues le oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos anunciado?
[29:30] Gloria a Dios. en este punto 2, vemos que el Espíritu Santo preparó a los 120 para hablar de las maravillas de Dios, para ser testigos de Cristo.
[29:44] Y por eso es que el versículo 8 ya se preguntan, ¿cómo pues debemos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Y entonces comienzan el versículo 9 a mencionar cada una de las diferentes regiones que eran testigos de todos esos dialectos que se hablaban en las diferentes lenguas de cada uno de esas personas de diferentes regiones.
[30:11] Partos, por ejemplo, el versículo 9, Partos, que eran personas que habitaban en una región que en estos tiempos corresponde al pueblo de Irán.
[30:22] En ese tiempo Partos, Medos, Elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en El Ponto y en Asia.
[30:35] Todos estos lugares que corresponden a lo que es ahora el Asia Menor. Y el versículo 10 sigue con otros pueblos, en Frigia, Pantifilia, en Egipto y en las regiones de África, más allá del Sirene, y romanos aquí residentes, tantos judíos como prosélitos.
[30:58] El verso 11, cretenses y árabes ven tantas, tantas nacionalidades representadas en ese momento, en ese lugar.
[31:08] Y el versículo 11, cretenses y árabes, le oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Le oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
[31:22] ¿Por qué había en Jerusalén personas de todos esos pueblos en ese momento? Precisamente porque se estaba celebrando el Pentecostés, el día de Pentecostés, y venían todos los judíos de todas esas naciones, de todos esos pueblos, venían a Jerusalén de todos esos pueblos que he hablado, pero aparte de ellos, ellos eran judíos, pero hablaban las lenguas de esos pueblos que he mencionado.
[32:00] Pero aparte de ser judíos, también hay prosélitos. ¿Qué significa la palabra prosélito? Personas que no eran judíos por nacimiento por sangre, pero que se habían judaizado porque se habían convertido al judaísmo, eran prosélitos.
[32:17] Muchos de esos prosélitos no sabían el idioma de los judíos. Gloria a Dios. Por eso entonces se maravillaban, le oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
[32:32] ¿Qué es lo que ellos hablan? Las maravillas de Dios. Todo lo que ellos, acuérdense comenzando y me seréis testigos, fueron testigos de la maravillas de Dios.
[32:46] Hablando de todas las cosas que Jesús hizo, su muerte, su resurrección, como ellos fueron testigos de su ascensión, qué cosa más maravillosa puede haber más que esa.
[32:57] Ser testigo de ver a un Jesús ascender al cielo. Y ellos entonces comenzaron a hablar de todas esas maravillas en todos los idiomas de estos pueblos que hemos narrado desde el versículo 5 hasta el versículo 11.
[33:16] Y estaban todos atónitos y perplejos, dice el verso 12. Atónitos y perplejos, ¿ustedes saben lo que es atónitos y perplejos? No entendían eso. Primeramente eran personas que eran del lago norte de Israel, galileos simples, rurales, que no eran cultos, pero que hablaban todos esos idiomas las maravillas de Dios.
[33:43] Amén. ¿Están entendiendo? Gloria a Dios. Pero también habían otros que eran tenían cierto escepticismo, ¿verdad?
[33:57] Decimos, no sé si dije la palabra bien, escepticismo, gloria a Dios. Eran dudosos porque en el versículo 3 algunos decían burlándose, decían estos están llenos de mosto, el mosto era un vino nuevo dulce, por lo tanto al decir están llenos de mostos, están llenos de un vino nuevo dulce que los ha embriagado, en otras palabras, estaban borrachos.
[34:26] Como siempre, gloria a Dios, no importa cómo Dios se manifieste al hombre, hay algunos que van a dudar, hay algunos que no van a creer, y de hecho lo vemos con el mismo Jesús, yo siempre digo que si yo hubiese estado en los tiempos de Jesús y veo a Jesús resucitando a un hombre que había estado muerto por tres días, que decía que día ya, tres días luego muerto, Jesús lo resucita, gloria a Dios, yo hubiese creído rápido, fácilmente, eso es lo que digo yo, pero yo creo que yo hubiese creído porque el Espíritu Santo está en mí para que yo crea, porque digo esto, porque algunas personas siendo testigos de Jesús crucificar, de Jesús resucitar hombres, de Jesús sanar ciego, de Jesús levantar paralíticos, de Jesús gloria a Dios hacer tantas maravillas y proezas, de Jesús caminar sobre el agua, de
[35:28] Jesús detenerse, genera una tempestad, tantas maravillas, que gente la vieron y aún así muchos no creyeron, incluyendo escribas, fariseos, saduceos, gloria a Dios, y por eso es que Jesús le dice a Tomás en una ocasión, después que Jesús resucitó, que Tomás quería ver la herida de Jesús, meter sus dedos en la llaga, en el costado, en las manos, gloria a Dios, Jesús le dice, imagínate si eso eres tú, Tomás, imagínate aquellos que no me han visto, gloria a Dios, y aún creen, siempre hay algunos que dudan, por más claras que sean las pruebas, siempre habrán incrédulos, hermanos, como estos que se burlaban y acusaron a los apóstoles de estar llenos de mosto, aleluya, y esa incredulidad también la podemos ver, como le dije, aquellos que fueron testigos de ver las proezas de Jesús y aún dudaban.
[36:37] Entonces, del capítulo, el capítulo 2 del verso 1 al verso 13, vemos esa manifestación clara, percibida de una manera audible y visible del Espíritu Santo en la iglesia primitiva.
[36:57] gloria a Dios, todos supieron que la promesa que Dios había hecho en Juan, en Lucas, se había cumplido ese día de Pentecostés, que simbolizaba las primicias, en el Antiguo Testamento, dar las primicias a Dios, en el Nuevo Testamento, en ese mismo día, gloria a Dios, esos 120 fueron recipientes de ser los primeros en recibir al Espíritu Santo en sus vidas, la primicia del desramamiento del Espíritu Santo.
[37:36] Y el último punto, el punto 3, en el cual también vamos a ver algunas aplicaciones, quiero que nos hagamos la pregunta y vamos a responderla también, ¿qué hace el Espíritu Santo en la vida del cristiano?
[37:56] Ese Espíritu Santo que se desramó hace, en esos 120 en el Aposento Alto, sigue trabajando hoy con nosotros, y ha estado trabajando a lo largo de dos mil años y tantos, en la Iglesia, gloria a Dios.
[38:15] Primero, el Espíritu Santo mora en aquellos que pertenecen a Dios. De hecho, repito, el Espíritu Santo mora en aquellos que pertenecen a Dios.
[38:27] Tener el Espíritu Santo, de hecho, eso es una evidencia, perdón, de que somos de Dios, el hecho de que el Espíritu Santo mora en nosotros. Saber que el Espíritu Santo está en nosotros nos da seguridad, nos da seguridad, nos da confianza de nuestra salvación.
[38:46] Gloria a Dios, porque si no fuera porque el Espíritu Santo está en nosotros, ninguno pudiésemos ser salvos, porque por nuestras propias fuerzas nadie puede ser salvo. ¿Cuántas veces, gloria a Dios, personas que no tienen el Espíritu Santo hacen cierto compromiso con ellos mismos y violan y violan y violan eso una y otra vez?
[39:07] Amén. Nosotros tenemos una naturaleza pecaminosa y el Espíritu Santo en nosotros es lo que nos hace pertenecer a Dios y no solamente eso, también nos da seguridad de que somos salvos porque Él es, Él es el Espíritu Santo que trabaja en nosotros para asegurar esa salvación.
[39:33] Romanos 8, si nos vamos al libro de Romanos, capítulo 8, versículo 9, dice la palabra, mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros, y entonces dice, y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, sencillamente no es de Él.
[39:59] Amén, no es de Él. Tener el Espíritu Santo en nuestras vidas es lo que determina que seamos de Dios o que no seamos de Dios.
[40:15] Y por lo tanto, todo creyente que es de Dios, que es salvo, tiene el Espíritu Santo dentro de Él. Si nos vamos a otro libro escrito por Pablo también, Efesios 1, capítulo 13, también secunda esto que he dicho.
[40:32] Efesios 1, 13, en Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuiste sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
[40:48] Un sello es una señal de autenticidad y es una señal de pertenecer, ¿verdad? A Dios, en este caso, el Espíritu Santo en nosotros habla de que nosotros le pertenecemos a Dios.
[41:06] Juan 14, del 16 al 17, Jesús aquí, hablando con los apóstoles, también confirma ese hecho de que el Espíritu mora en nosotros y de que el Espíritu nos evidencia, evidencia que somos de Dios.
[41:26] Juan 14, de 16 al 17, y yo jorgaré al Padre, eso es Jesús hablando, yo os daré otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, el cual el mundo no puede recibir, o sea, el que es del mundo, el que no es de Dios, no puede recibir el Espíritu Santo, porque no le ve ni le conoce, pero vosotros, o sea, nosotros que somos, que habemos creído, pero vosotros le conocéis, dice, porque mora con vosotros y estará con vosotros, amén.
[42:06] Número dos, el Espíritu Santo nos da un nuevo corazón, el Espíritu Santo nos da un nuevo corazón, en otras palabras, nacemos de nuevo espiritualmente por una obra del Espíritu Santo en nosotros, y esto también, todo lo que le estoy hablando es una obra sobrenatural, todo eso es algo sobrenatural, todo es hecho por Dios sobrenaturalmente, cómo es posible nacer de nuevo, cómo es posible recibir un nuevo corazón, eso es lo que la Biblia dice, eso es lo que Dios hace con nosotros, eso es lo que el Espíritu Santo trabaja con el creyente, Juan 3, 3, 3, muy conocido, gloria a Dios, Jesús hablando con Nicodemo, ¿se acuerdan?
[42:50] Ese, ese miembro de los fariseos que fue a Jesús de noche, Jesús precisamente preguntándole cómo ser salvo, y Jesús le dice en el versículo 3, respondiendo, Jesús le dijo, de cierto, de cierto te digo, que el que no naciera de nuevo no puede ver el reino de Dios, y en Juan 3, de 5 a 6, siguiendo el mismo Jesús, Juan 3, del 5 al 6, de cierto, de cierto te digo, que el que no naciera de agua y de espíritu, no puede entrar en el reino de Dios, lo que es nacido de carne, carne es, y lo que es nacido de espíritu, espíritu es, el creyente, el que es cristiano, es porque ha nacido de nuevo, una obra que el Espíritu Santo hace en el corazón, en la vida del creyente, gloria a Dios, todo eso, es función de las cosas que el Espíritu Santo hace en nuestras vidas, y por qué digo un nuevo corazón, porque precisamente eso es lo que la Biblia dice que da, él nos quita ese corazón y nos da un nuevo corazón, como dice Ezequiel, 36, del verso 26 al 28, un texto muy conocido, verdad,
[44:05] Ezequiel 36, del 26 al 28, os daré corazón nuevo, claro, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne, y pondré dentro de vosotros mi espíritu, otra vez, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra, o sea, que el hecho incluso de nosotros obedecer la palabra de Dios, es el Espíritu Santo en nosotros que hace que nosotros obedezcamos sus estatutos, gloria al nombre de Dios, por eso es que la Biblia dice, claro, el que gloríese en esto, el que haya de alabarse, en entenderme y conocerme, no hay nada que nosotros hagamos que merezca gloria alguna nuestra, si usted dice, yo obedezco a Dios, y el impío no lo obedece, usted no obedece a Dios porque usted quiere obedecer a Dios, su naturaleza pecaminosa no le permite obedecer a Dios, es imposible, los designios de la carne no se someten a la ley de Dios, no pueden someterse a la ley de Dios, nosotros obedecemos a Dios, como dice Ezequiel y profetiza aquí miles, cientos de años antes de venir el Espíritu Santo, en el día de Pentecostés,
[45:28] Ezequiel dice, claro, y haré que, ese Espíritu en nosotros, ese que hace, que ande en mis estatutos, y que guarde mis presentos, y que los ponga por obra, gloria a Dios, hablar de las maravillas de Dios, si nosotros nos ponemos a pensar nuestra, o sea, lo dichoso que somos nosotros, porque eso es lo que somos, dichosos, privilegiados, y eso es algo que yo, no sé si han notado, que yo siempre digo esto, gloria a Dios, y yo también en mi casa medito en esto, yo digo, Señor, gracias, yo me considero privilegiado, ¿por qué yo me considero privilegiado?
[46:08] porque hay tanta gente que se están perdiendo, donde la Biblia dice, claro, que los perdidos serán como la arena del mar, pocos son los que se salvan, y yo soy uno de esos pocos, y usted, es un privilegio, ¿por qué somos uno de esos pocos?
[46:24] porque el Espíritu Santo mora en nosotros, nos da un nuevo corazón, nos hace nacer de nuevo, y nos hace guardar los estatutos de Dios, esas son las cosas que, en el día de Pentecostés, esos 120 hablaban de las maravillas de Dios, eso es una de esas maravillas, dentro de las otras cosas que he mencionado ya, amén, y por último, Tito 3.5, por último, en este punto, quiero decir, 3.5, gloria a Dios, nos salvó, no, por obras, amén, me gusta la sonrisa de gozo, de Pedro, gloria a Dios, que es un fruto del Espíritu, Tito 3.5, nos salvó, no por obra de justicia, que nosotros hubiéramos hecho, sino por misericordia, por el lavamiento de la regeneración, y por la renovación en el Espíritu Santo, el Espíritu Santo, hermanos, nos santifica, nos purifica, aparte de todo lo que le he dicho, nos hace nacer de nuevo, nos da un nuevo corazón, nos hace vivir conforme a sus preceptos, pero también nos ayuda en nuestra vida cristiana a ser mejores cada día más, nos santifica, nos santifica, gloria a Dios, nos hace más como Cristo, y eso lo vemos en Primera de Pedro, capítulo 1, versículo 2, donde dice, elegidos según la presencia de Dios,
[48:06] Padre en justificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo, gracia y paz, o sean multiplicadas. Amén.
[48:18] precisamente debido a la obra de santificación y purificación del Espíritu Santo en nosotros, podemos entender cómo precisamente en Pentecostés esa manifestación fue como un fuego, fuego, fuego, ¿qué hace el fuego?
[48:38] El fuego purifica, el fuego santifica, el fuego quita la inmundicia nuestra, quita la inmundicia del oro, de la plata, y eso es lo que el Espíritu hace en nuestras vidas también, quita todo pecado, quita toda inmundicia, cuando se quita el pecado, se va hacia un proceso de santificación, amén, y esa santificación que es también un trabajo del Espíritu Santo, ¿verdad?
[49:04] Como he dicho, el Espíritu Santo utiliza la palabra de Dios, la Biblia, para santificarnos, como dijo Jesús, claro, en Juan 17, 17, ¿se acuerdan?
[49:14] Juan 17, 17, santificalos en tu verdad, tu palabra es verdad, o sea que vemos acá el Espíritu Santo usando la palabra de Dios, la Biblia, para santificar a los que son de él, gloria al nombre del Señor, y nosotros que somos tan débiles, tenemos que recibir esa ayuda diaria del Espíritu Santo en nosotros, así que, gloria a Dios, aleluya, dentro de todas estas grandes cosas que hemos visto a los apóstoles y a esos 120, el Espíritu Santo le dio el poder necesario para testificar de Cristo, las maravillas de Cristo, las buenas noticias del Evangelio, gloria a Dios, y precisamente, nosotros estamos llamados a eso también, nosotros tenemos el Espíritu Santo en nuestras vidas para ser testigos de las maravillas de Cristo, de todo eso que dije ahorita, lo que Dios ha hecho con nosotros, lo privilegiado que somos, tenemos que decírselo al mundo, ¿por qué?
[50:37] porque nosotros somos salvos, pero ahí estamos rodeados de gente muerta espiritualmente, que necesita también escuchar que Cristo es la salvación, un cristiano salvo, no puede vivir una vida sin testificar a Cristo, a sus vecinos, a su entorno, a su trabajo, gloria a Dios, y eso es algo que debe de hacerse de manera urgente, porque ellos están muriendo, es un asunto de vida o muerte espiritual, y nosotros tenemos lo único que puede traer salvación para el mundo, gloria a Dios, esas maravillas que Jesús ha hecho con nosotros, tenemos que testificarla, y tenemos el Espíritu Santo que nos dé el poder y la fuerza para nosotros poder ser capaces de hablar de esas maravillas, el Samos 40, versículo 5 dice, Salmos 45, has aumentado Jehová Dios mío tus maravillas y tus pensamientos para con nosotros, esas maravillas son innumerables, no es posible contarlas ante ti, gloria a Dios, y Salmos 103 del 1 al 2,
[51:49] Salmos 103 del 1 al 2, piensa en esto que dice y piensa si esto se le aplica a usted también, donde el salmista David dice, bendice alma mía a Jehová y bendiga todo mi ser su santo nombre, bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios, ninguno de sus beneficios, no nos olvidemos de todas esas maravillas que Dios ha hecho con nosotros, las cuales son innumerables e invaluables, comenzando hermanos con salvarnos de una condenación eterna por gracia y misericordia, gloria a Dios, estamos rodeados como dije ahorita de gente que está espiritualmente muerta, que sin Cristo están destinados a una perdición eterna, hablemos de Jesús, testifiquemos de Jesús, esto es muy importante, extremadamente diría yo, importante, hablemos de Jesús y eso es todo, hechos, es eso, el pueblo hablando del mundo de Jesús, testificando a Jesús, testificando las maravillas de Jesús, gloria a Dios, tenemos el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas que nos ayuda a ser testigos de Cristo y hablar de sus maravillas, si usted no conoce a Cristo todavía, deje que el Espíritu Santo transforme su corazón, no los resista, porque Él quiere que todos procedan al arrepentimiento y los que hemos sido salvos, así como esa gloria a Dios encomienda fue dada a los apóstoles, en Hechos 1.8, me seréis testigos, gloria a Dios, así mismo
[53:35] Dios quiere que nosotros seamos testigos y que hablemos de todas las maravillas que Dios ha hecho con nosotros, de todos los beneficios que existen en ser uno de los pocos privilegiados de estar o tener su nombre inscrito en el libro de la vida.
[53:59] Vamos a orar, Padre, gracias por este día, gracias por tu palabra, gracias por el Espíritu Santo, gracias, Señor, porque pudimos hablar de todas las funciones que el Espíritu Santo hace en nuestras vidas y darnos cuenta de que sin tu Espíritu en nosotros no somos nada, sin tu Espíritu Santo no somos capaces de poder estar reconciliados contigo, Señor.
[54:32] Ayúdanos a cada día más estar en mejor comunión con tu Espíritu, ayúdanos, Señor, a cada día más tener un deseo de estudiar tu palabra, de conocerte más y dejar que esa palabra sea usada por el Espíritu Santo para santificar nuestras vidas cada día más.
[54:55] Te pedimos, Señor, todas estas palabras en el dulce y poderoso nombre de Cristo Jesús. Amén y Amén. Dios les bendiga, hermanos, están despedidos. Amén.